Causa de mi huida
Una onda expansiva que amenazaba con provocar demasiados daños colaterales fruto maldito de una Bomba Atómica cuyo nombre de pila es «Ena».
Cronología Básica
Lunes, 30 de octubre: Ena me deja de forma definitiva.
Miércoles, 2 de noviembre: Ena me confiesa que se ha acostado con otro tipo.
Sábado, 5 de noviembre: Ena me pide entre lágrimas que no la llame más.
Efectos Inmediatos
Ena no puede soportar ver mi propia autodestrucción… no le deja vivir… y necesita seguir adelante. Al colgar el móvil una marea de impotencia, soledad y brutalidad despiadada rompe las paredes de mi corazón a modo de taquicardia implacable. Mi tráquea se colapsa. El oxígeno no me llega bien al cerebro. Mi mente se nubla. No puedo respirar… lo intento pero no puedo… caigo al vacío. Solo… caigo solo...
Ena Merlos Rueda había apretado el botón Rojo y mi corazón, mi alma, mi espíritu seductor y mi alegría se partían en millones de micro partículas imposibles de recomponer, cual Nagasaki e Hiroshima juntas el 9 de agosto de 1945 en la Segunda Guerra Mundial. Mi resaca de coca barata, Brugal cola y Café Royal hacen que su adiós telefónico sea una explosión sorda en la que todo lo ves a cámara lenta y casi ni oyes.
Los colores se vuelven blancos gradualmente hasta fundirse en un blanco total, mientras las futuras víctimas atómicas huyen despavoridas de la eclosión convirtiéndose en dibujos manga, sin trazo alguno, a medida que avanzan en su huída inútil… Todos mueren… y el oscuro y cenizo vacío reina la ausencia de vida ante un macabro silencio. Ena cuelga. Ena me ha dicho hasta nunca… Mi corazón deja de latir… Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…
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